domingo, 19 de marzo de 2017

Rabia Materna...

Es que no tuviste bastante, tragoncete?-
Lucía recordaba, con cariño, las palabras que solía decirle a Hugo, su bebé, cada vez que terminaba de darle de mamar y el niño  arrancaba a llorar con desesperación.
Ahora, tumbada en el camastro de su celda, revivía cada uno de los momentos de aquella noche: aquel llanto incesante del crío; los ojos inyectados en sangre de Pedro, -su novio; sus gritos suplicándole que bajara el cuchillo; la rapidez con que dejó al niño sobre la cama, y la rabia materna con la que se abalanzó con aquellas tijeras sobre el hombre, clavándoselas en el corazón.
Luego, el silencio.
E.Q.B.

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