l
armario donde acababa de encerrar a su muñeca se agitó sobre sus
cuatro patas, y de la luna central salió la cabeza, sin orejas,
vomitando los ojos de la muñequita.
Andrea
los recogió del suelo mientras sentenciaba: -Eso te ha pasado por
portarte mal, ya no serás más mi muñeca-, y los guardó en el
cesto con todas las otras partes vomitadas.
-Devuélvemelo,
que es mío. Lo vas a romper
Su
hermanito gateaba más y más deprisa.
-Ven,
Alex, bonito, verás que cosas más chulis hay en mi armario
E.Q.B.
E.Q.B.
Demoledor, Impactante... La esencia de un relato corto con final inesperado...
ResponderEliminarMe gusta el estilo directo y la forma de contar que tienes
ResponderEliminarGracias. Es un gusto gustar
EliminarMuy Bueno, auténtica poesía surrealista.
ResponderEliminarLa autenticidad siempre es un reto, a veces difícil de alcanzar. Muchas gracias por tu comentario.
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