E.Q.B.
viernes, 17 de marzo de 2017
Petirrojo...
Desde una
viga del techo de lo que iba a ser el segundo piso de aquel bloque a
medio construir, un petirrojo esperaba la llegada del dueño de los
cartones tirados por el suelo. Todas las tardes aparecía,
arrastrando los pies, con una bolsa blanca llena de trocitos de pan
que esparcía por el suelo. El pícaro petirrojo le tenía cogida la
hora. Mantenía en secreto su descubrimiento para no compartir con
nadie aquel manjar. El hombre se sentaba a contemplar al pájaro
descarado, que se acercaba a picotear los mismos trozos que él
también comía. ¿Ves?, le decía, yo sí los comparto contigo.
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De una viga del techo suspendía por su férreo hilo, tejía “Paca”. Hacía tiempo que ya era vieja y con estas humedades le crujían sus ocho patas... -otro invierno más- , pensó mientras se atusaba el encanecido moño con sus patitas delanteras y hacía bailar las largas agujas de punto.
ResponderEliminarTras de si una preciosa tela iba surgiendo, y Paca se giraba de vez en cuando contemplando orgullosa su obra...
-Ayy que pena- suspiró.- Que pena que ya no estés aquí para verla amado mío, mira que tela, con el nudo prieto como a ti te gustaba-
Y efectivamente Filomeno ya no podía admirar la obra de su amada... Su cabeza medio deglutida, era cuanto Paca había dejado tras aquella noche de pasión...
-Pronto pasará el invierno y un nuevo Filomeno vendrá a admirar mi obra, pero sobre todo dejaran de dolerme todos los huesos, que una ya no está para tanta humedad...