jueves, 23 de marzo de 2017

La historia de Marisa...

Y
  cuando Marisa se pintó de rojo los labios, la señal convenida, asintió frente al espejo. Su cuerpo y su mente estaban de acuerdo.
"Espectacular. Estoy de infarto."
Se fue derechita a la parada de autobús. Podía ir en coche, pero quería ver las miradas de la gente. La daban mucha seguridad.  Ella, en su mundo, imaginaba las envidias de todas ellas y el deseo de ellos. ¿Qué reinona se sentía!
Y cuando decidió que ya estaba muy vista en la parada del bus, levantó la mano a un taxi:
 "Al Teatro Real, por favor."
 "Hala, -pensó-, al taxista se le vuelven los ojos en el retrovisor interior. Vaya, vaya. Espero que esto sea un preludio."
Iba a verse con Mario. Se habían citado a través de una página de contactos, Era su primera vez. Nunca creyó necesitar algo así, de hecho en esta historieta la metió su hermana.
"Prueba, -le dijo-, igual es hasta divertido", y ahí estaba ella, probando.
Mario le gustó a primera vista. Tenía un perfil que se ajustaba a lo que ella buscaba. Pero, ¿sería así de verdad? Teatro Real, Mnnn. Le gustaba Parsifal, ¡la encantaba!
 “No me ha dicho nada, pero seguro que hace tiempo que sacó las entradas”, pensó. –
 “Ya hemos llegado señorita ¿aquí mismo?”
Se apeó del taxi, miró en la dirección de sus pasos y allí estaba él. Si, era Mario: alto, moreno, con el libro rojo en las manos...
“¿Marisa?”
 “¿Mario?, hola ¿qué tal?” -¡Uy, me ha adelantado la mano, no me ha acercado la mejilla. Puff, mal empezamos –
 “¿Tomamos algo?”
 “Sí Mario, ahora, pero a qué hora tememos el pase?”
 “¿El pase adónde?”
 “A Parsifal, Mario. estamos en la puerta”
 “¡Ah, ¿has cogido entradas para este rollo?”
 “No, pensé que quizá tú... Déjalo, una confusión sin importancia".
Se sentaron frente a frente en el Café de Oriente. Se miraron. Se estudiaban los gestos, los guiños de los ojos, la sonrisa, la blancura de los dientes, lo que hacían con la lengua después de cada sorbo de cerveza, el movimiento de las manos.... las manos. Ya llevaban una hora juntos, hora en la que Marisa no había despegado los labios porque sólo hablaba Mario.
LAS MANOS.
"Y cuando con veinte años decidí recorrer Italia para disfrutar de su arte, decían de mi que era un bicho raro. Pero yo ya despuntaba"
LAS MANOS.
"Y al acabar la carrera con mis notazas, los estudios de arquitectura se me rifaban. Fuí yo el que elegí"
LAS MANOS.
"Y aquí me tienes, en la cima de la montaña, a mis cuarenta y cinco añitos, con grandes proyectos finalizados y un gran conocedor del arte a nivel mundial" -
"¡Oh, cómo me encanta lo que me has contado!", dijo por fin Marisa. "De verdad que me parece alucinante, sobre todo tu habilidad para reflejar como real lo que sólo son sueños. Que Parsifal te parezca un rollo puede ser, ¿por qué no?, Que te recorras Italia a los veinte, claro que me lo creo.  Que fueses la rifa en tu profesión con esas manos pequeñas y rechonchas de dedos gordos de aprieta melones, lo dudo.Y que seas un experto en arte mundial y llevemos una hora juntos sin que te hayas fijado en el monumento que tienes delante, perdona pero por ahí ya no paso. Mario, buenas tardes. Ah, y paga la cuenta que estás en la cima".
Y mientras daba un giro de tacones y se despedía moviendo los dedos de la mano derecha, pensaba en el bofetón que se iba a pegar el tal Mario bajando de la montaña.
Se acercó a la puerta del Real. Las taquillas cerradas. Lógico.
"¿Está sola señorita? Tengo dos entradas para Parsifal pero mi amigo me ha fallado. Si quiere puede entrar conmigo".
 "¡Oh, Dios, el destino. Mi hermana y sus ideas. Bendita sea!"
E.Q.B.

1 comentario:

  1. Recuerda relatos de edgar alan poe.
    esta bien desarrollada la idea de aprovechar el momento y no irse por las ramas...o mejor dicho de no aprovecharlo.

    ResponderEliminar