martes, 25 de abril de 2017

Para ti, ROY...

En el aeródromo, Roy contaba las horas que quedaban para que se acabara el día. Era el  último de su mitad de siglo. Mañana cumpliría cincuenta. LOS CINCUENTA…¡La Madre de Dios!
Al pensar en esto, se le vinieron a la mente aquellos dieciocho. Parecía que no llegaban nunca. Revisó las decisiones que había tomado desde entonces, en sus miles de horas de vuelo, en los miles de rumbos tomados en todos los sentidos. Sin querer, hizo un nuevo repaso de su vida:

Fuerza…¡Vamos! Volar es lo que he hecho, y lo he hecho con ganas.
Esperanza…. Vivir no podía ser sólo lo respirado. 
Lucha…. Conmigo, con todos. Contra mí, contra todos.
Ideales…. Siempre. Vivir o morir. No queda otra opción.
Confianza…. Fui el mejor, soy el mejor, seré el mejor.
Impetu... No hay  motor  que no haya respondido a mis giros imposibles.
Duda… Eterna. Acierto, error. Despegar o no. Cortar motor o no. Tantas…
Angustia….Permanente. Los amigos caídos. Los que quedan.
Dolor…Necesario y suficiente. Sin él, no valen  la pena los esfuerzos.
Espíritu…de aventura trepidante. Siempre buscando, siempre.
Sensibilidad…a flor de piel. Si no sientes, no existes.

Tomó aire y estiró las piernas sobre la mesa  acomodándose más aún sobre el respaldo de la silla, mientras cruzaba sus manos sobre la delantera  de aquella cazadora de vuelo que tanto le había costado conseguir.  No era un mal balance. Había hecho lo que la vida le había permitido y resulta que le había permitido lo que  él había querido hacer. Echó en falta una palabra, sólo una, AMOR. “Y de eso, ¿qué?”, se preguntó. “De eso…muy lleno”
E.Q.B.

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