martes, 12 de junio de 2018

FELICIDADES, SARA Y DANIEL

Fue una dulce tarde de primavera. 
Dulce como tú, mi vida. 
Dulce como todos estos años
Que has sido mi compañera, 
Amada mía. 
En un momento nos fundimos, 
Y solos tú y yo, solos, nos dijimos: 

PARA SIEMPRE.

Suspiraste, lo recuerdo, yo aún suspiro,
Y es un regalo ese recuerdo en mi mente. 
Y las lágrimas me brotan, mas no las rechazo, 
Porque son de pasión, son de alegría.
También lloré aquella tarde,
Y de amor aún lloro,
Amada mía.
Y lloro por el tiempo vivido,
Que junto a ti fue un mar en calma,
Horas ya pasadas y sin retorno,
Que llenaron de posos dulces mi alma.
Ven y dame un beso de amor eterno,
Y que tu boca roce mi frente.
 Que sienta el licor de tus labios
 Empapando mi corazón ardiente.
¡Oh, cuánto te quiero, y cuánto te quise!
Ni un gramo de amor dejé que se perdiera.
En estos cincuenta años,
Amada mía,
Cada tarde ha sido de primavera.

 E.Q.B.